Thursday, September 2, 2010

Germán Dehesa


Estoy triste. Germán Dehesa falleció esta tarde. Yo solo lo vi en un par de ocasiones, sin embargo, lo conocía, he sido su fiel lectora desde hace mucho, mucho tiempo. Tuvimos la oportunidad de encontrarnos hace años, en una marcha para apoyar al entonces candidato Vicente Fox y su compañero de partido (quien en ese momento competía por el DF) Santiago Creel.


Germán estaba dentro de auto, contemplando la marabunta de marcha de clasemedieros llenos de esperanza. Cuando me acerqué a saludarlo, casi leí su pensamiento, o lo que yo creí que le intrigaba. Entonces en un ataque de emoción por sentirlo tan accesible, tan sencillo y generoso, comencé a disparar las palabras: "Sabes - le dije- no estoy aquí porque siga a un partido o a una ideología, estoy aquí porque creo que el pueblo debe recuperar el poder de decidir. Debemos ser caprichosos y respetados, porque pagamos impuestos. Si hoy queremos votar por Fox, se debe de respetar nuestra decisión, si el día de mañana, queremos votar por otro, o quitar del poder a algún otro, deberíamos ser obedecidos y respetados, porque ellos están para servirnos, o al menos deberían de estar para eso..." en medio de mi encendido discurso, solo ví la sonrisa amable de Germán, que no me interrumpió ni una sola vez, a pesar de que me imagino, debió haber pensado que yo era un joven muy cándida, inocente, ingenua... - (Ahora se que nada cambia, solo las caras y los colores, pero lo que esperamos, nomás no llega)

En otra ocasión, llena de amargura le comenté que nadie, ninguna editorial, ninguna agencia literaria, nadie, nadie, quería leer mi original para dictaminarlo. Así es, escribo cuentos y tengo un par de novelas sin publicar. Me quejé de no tener un nombre "rimbombante" de no pertenecer a las familias descendientes del duque de Otranto y los 300, para que alguíen me leyera, ya no digamos, me publicara. El me dijo que si yo quería, el con gusto leería mi original. Me llené de terror, no sentí que estuviera a la altura de él. No pensé que lo que escribía fuese suficientemente bueno para que Germán Dehesa lo leyera... me alejé, evadí y seguí admirándolo en silencio, leyendolo siempre y atesorando su ofrecimiento como si fuese posible guardarlo para siempre.

Gracias Germán, por tu persona, por tu vida, por hacernos a tus numerosos admiradores parte de tu mundo, no sabes de cuantas viejas me burlé usando el término "funda de paragûas", cuantas carcajadas, cuantos buenos momentos nos regalaste. Gracias por tu generosidad con los desconocidos como yo, por tu maravillosa broca, tu creatividad y tu manejo de la ironía y el humor negro.


Te vamos a extrañar, pero en algún momento, te alcanzaremos, quizá entonces pueda llevarte mi original y me des tu opinión... quizá entonces te pueda contar que algo cambió, o quizá solo notes menos esperanza en mi persona.

Hasta siempre Germán Dehesa.



Liliana Sverdrup