Saturday, October 11, 2008

La voluntad y la fortuna - Carlos Fuentes

La voluntad y la fortuna (Carlos Fuentes, Alfaguara 2008)
El día de ayer terminé de leer esta obra y debo decir que me quedé atónita. Carlos Fuentes es uno de los mejores (el mejor, en mi personal opinión) exponente de la literatura latinoamericana. No sé, querido lector, si alguna vez le ha sucedido que no puede controlarse, son las dos de la mañana y no puede parar de leer, como si el cerebro se gobernara solo y aunque el cuerpo esté agotado por el trajín diario, el trabajo y demás, la mente no nos deja dormir hasta averiguar qué orilló y precipitó todos los acontecimientos de una historia. Leo mucho, leo todos los días, leo y escribo todos los días, pero es difícil que una historia me atrape con tal fuerza. La voluntad y la fortuna inicia con una cabeza. Sí, la cabeza decapitada de Josué Nadal, quien es junto con Jericó, compañero de la infancia y entrañable amigo, los protagonistas de ésta historia que a momentos me hizo casi gritar de rabia, de impotencia y frustración. Ambos huérfanos, ambos con historias parecidas, pero muy diferentes puesto que cada uno de nosotros tiene su muy personal manera de lidiar con nuestras adversidades. Fuentes no deja títere con cabeza y con toda la autoridad que tiene como escritor, nos pone de rodillas con ésta historia en la que, a momentos, intenté comparar personajes ficticios con personajes reales de la vida cotidiana en este país nuestro en el que la realidad, siempre es superada por la ficción. Es como, doloroso descubrir que para Josué Nadal, nada resultó ser lo que parecía, los amigos, los mentores desde la infancia, los tratos y pactos hechos a la luz de una supuesta hermandad incondicional, la nefasta y cruel María Egipciaca, a quien Josué recuerda de su infancia y como infante asume que es su madre, solo para descubrir que todos sus abusos, frialdades y malos tratos tenían una poderosa y lógica razón de ser.
Toda suerte de personajes desfilan por esta impresionante historia donde nada es lo que parece y el que se mueve, no sale en la foto. El indescifrable personaje del abogado Antonio Sanginés, -que no acabo de entender como puede dormir por las noches- jugando a ser amigo íntimo de Dios y del Diablo al mismo tiempo y camina tranquilo, al filo de la navaja. El empresario con complejo de Edipo y espíritu parricida, con severo trauma materno, Max Monroy – quien resulta ser un gran hijo de puta, con todo respeto- y el no mejor hombre Presidente Carrera que vive en su propio mundillo, como si el poder le fuese concedido eternamente y no está alerta, ni siquiera de lo que está sucediendo frente a sus narices.Quizá sea éste, precisamente el menos malo de todos, porque vive la "feliz inconsciencia" pero eso sí, con mucha arrogancia.
Pasajes oscuros, momentos de incredulidad y de horror en la cárcel de San Juan de Aragón, los niños ahogados de la siniestra alberca dentro de la misma cárcel, y el más negro y uno de los más extraños personajes que novela alguna haya creado, Miguel Aparecido, encarcelado por propia petición y gusto, quien gobierna su pequeño imperio del terror, impartiendo una justicia a ratos más justa que la de cualquier juez o corte. Un secreto, tan grande, tan asqueroso que quise por momentos correr a retrete. Sí, querido lector, esta historia es una especie de conjunción de la Santísima Trinidad, pero en versión nefasta, Josué, Jericó y Miguel Aparecido, o la otra oscura Trinidad formada por Max Monroy, Asunta Jordán, y Sanginés, o la dolorosa y trágica Trinidad formada por Concepción, Sibila Sarmiento y Doña Estrella, o la maldita Trinidad formada por el mariachi Maxi Batalla, Sara P. y Nazario, hay de dónde escoger, lo único que no hay son inocentes. En ésta novela nadie es inocente, como en la vida misma. Ya no quedan inocentes, si acaso pendejos crédulos, pero inocentes no. Un fuerte NO.
No sé como decirle querido lector, todo lo complejo e interesante de ésta obra maravillosa de Fuentes, sin arruinarle la historia. ¿Qué decir y qué no decir? ¿Qué contar y qué no contar? Difícil, muy difícil. Pero es importante mencionar que tanto Josué como Jerico, son una suerte de Abel y Caín, solo en apariencia. No se deje engañar, que la novela no es predecible ni por dos segundos. A final de cuentas, el bien y el mal no existen como en teoría maniqueísta, solo de un lado opuesto al otro, el mal y el bien conviven de manera casi perfecta dentro de todos nosotros. Solamente hacen falta pequeños empujones, pequeñas manipulaciones de alguien, del destino mismo, de las ideas equivocadas de alguien que cree estar haciendo el bien para orillarnos a ser el ser más bueno, puro y noble o el más cruel, maldito y sangre fría, reptil de mierda del mundo.
Estas Trinidades presentadas en la novela de fuentes, quedan enmarcadas en el Méxco dolorido, acongojado, sufrido y también indiferente, reacio a aprender las lecciones de la historia y por ello, condenado a vivirlas mil años…
Que novelón, que obra la de su majestad, Carlos Fuentes, que todos deberíamos leer, por el placer de ver por una de esas ventanas que solo alguien como Don Carlos Fuentes nos puede abrir.
Yo le digo, compre la novela, léala, gócela y súfrala con toda intensidad que obras así son muy escasas.
Bravo, bravísimo, maestro Fuentes, felices 80, y sobretodo, Gracias, Gracias por La voluntad y la fortuna, que es digna obra suya.